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Aunque en continuo pecado, es un hecho que el cine y los videojuegos de acción comparten más de lo que deberían. Los avances tecnológicos en motores 3D   mataron al «scroll lateral» y a la vista en 2D, dando a todo el entorno de los juegos un aspecto más cercano al una película que al de un cómic.

Videojuegos como Metal Gear Solid, Call of Duty, Gears of War… y la verdad es que no terminaría de escribir porque ahora entran en el saco el 90% de los juegos del catálogo actual. La cuestión es que las técnicas cinematográficas se han ido adaptando a las mecánicas de juego y no solamente en las cinemáticas, sino mientras jugamos. Los jugadores deberíamos esperar ansiosos que los desarrolladores nos ofrezcan algo más que disparos, deberíamos estar hambrientos de ello, de nuevas historias, de nuevos frentes. Juegos como Half-Life comenzaron ofrecer un buen guión sin perder espectacularidad y ración de disparos, pero… ¿Cómo ha avanzado la relación entre ambos mundos? La realidad es que ha habido un cambio de papeles que no ha beneficiado ni al cine ni a los videojuegos.

Call of Duty: Modern Warfare; Basta de efectos especiales, valoro el trabajo de los desarrolladores, pero quiero jugar un poco, darle más al coco y ver un poco menos.

Hace años era (y sigue) siendo habitual que tras un estreno de una película de acción se lanzase su homónima obra del «octavo arte», pero ahora sucede lo contrario, ahí está Uwe Boll dispuesto a estropear grandes juegos con grandes bazas y ofrecernos un bodrio de película sin definir, con lo peor de ambos mundos. Uwe Boll, si me lees, que sepas que no aceptaré el reto de boxeo en plan guerrero americano que ofreces a los millones de personas que opinan que tus películas son una puta mierda, además de indignantes para los jugadores. Ahora los videjuegos provocan la erupción de turno en forma de películas que poco o nada tienen que ver con la obra original. Resident Evil, BloodRayne, Postal, Far Cry, Doom…. quizás Max Payne se salve por mantener la atmósfera del juego y ser al menos entretenida.

Desde que George Lucas introdujo algo parecido a una escena de plataformas en la película de «El Ataque de los Clones», todo ha ido a más, se ha perdido historia para meter más efectos especiales, movimientos continuos de cámara… etc de modo que ya no se sabe si un videojuego como Call of Duty incorpora elementos de una película de  Michael Bay o si una película de Michael Bay incorpora elementos de un videojuego como Call of Duty. En fin… sistemas de visionado de películas en los que se aprovechan las 4 paredes de la habitación he escuchado recientemente… y a quién coño le tirará tu novia las palomitas en el cine cuando se acojone? Al de delante? No… ahora sufrirán todos los de tu alrededor y finalmente optarán por darte un mando o por qué no, te ponen unas gafas con la peli y te limitas a mover los ojos (olvídate de ligar en el cine). En fin… «la muerte del arte», tal es la paradoja, que no soy capaz de finalizar el artículo, pero quizás sería mejor que ambos caminos se volviesen a distanciar por el bien de todos.

EduZRO

Ingeniero informático y también jugador de PC de la vieja escuela. Odiaba las consolas, pero un día se compró una PSP y actualmente tiene 2 consolas más, aunque no ha tardado en volver a sus orígenes. Con hábitos nocturnos, le encantan las nuevas tecnologías e iniciar nuevos proyectos.

2 Comments

  1. Karin dice:

    Y menos mal que a Uwe Boll no le dejaron hacer la película del WOW… bien por Blizzard (en su día, claro).

  2. vainas dice:

    El otro día mientras cenaba, puse la televisión un rato y estaban echando Arma Letal 2 (creo que era la 2), y mientras la veía me acordé de este artículo.

    Y es que ahora te pones una película de aquellas de acción que arrasaban en taquilla y te echas la manos a la cabeza. ¡¡¿Pero cómo podían triunfar semejantes truños?!! Es verla y ver cutreces y calamidades cada poco, desde el protagonista disparando una pistola con cada mano sin apuntar y matando a los malos, como diseccionar los planos y ver el punto exacto en que entra el doble para hacer la escena de acción, como tirarse por un puente, subirse a una moto… cuando es el actor el que sale en la escena, primer plano y la moto en la que va subida, canta que está sin moverse.

    Cutreces totales, humor malísimo, ordenadores «hackeables» por doquier (¡Sargento Riggs! ¡Alguien ha tenido acceso a los archivos de la polícía!), y una trama y unos guiones penosos.

    Será que el espectador está más educado y tiene más fondo para discriminar lo bueno de lo malo, pero haciendo un paralelismo entre la acción videojueguil de hoy en día (por ejemplo, el Call of Duty anual), y la película de acción del momento que arrasa en taquilla, los consumidores de videojuegos podemos estar bien contentos. En serio, un Modern Warfare hasta supera en su guión y ambientación al cine de acción masivo actual.

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