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De aquella vez que gané un torneo de Virtua Tennis.

Al igual que Lechoso, soy poseedor de una Dreamcast desde el año 2001. Aunque la consola, ciertamente, no tuvo un gran catálogo ni contó con el apoyo de grandes estudios -la época de la multiplataforma aún no había llegado… quizá si hubiese salido a la par que Playstation 2, otro gallo hubiese cantado- sí tuvo grandes juegos y muy buenas conversiones de máquinas recreativas -esas cosas que ya apenas se usan en España-. SEGA tampoco es que fuese una Nintendo capaz de soportar casi ella sola a una máquina con sus juegos -véase Wii U-, pero algunos productos eran maravillosos. En especial, me quedo con los dos Shenmue, con Dynamite Cop y, por supuesto, con Virtua Tennis.

Virtua Tennis triunfó en su máquina recreativa. Aunque era muy cara, se prestaba mucho a los piques uno contra uno, con partidos muy ágiles, de puntos largos y divertidos. Cuando salió el juego para la blanquita de SEGA, la moví inmediatamente de la mesita de al lado de la cocina -¡mis primeras pajas con Dremcast! La ponía al lado de la nevera para conectarla a la salida telefónica por un lado y a la televisión de la cocina por el otro, con dos cables DEMIGRANTES. La página se llamaba señoritas calientes o algo así- al salón, y aquello fue EL ATRAPE: me pasé todos los torneos de singles y dobles casi del tirón. Cuando venía algún colega a jugar, entrenábamos escogiendo a los peores jugadores para enfrentarnos a los dos jugadores secretos del juego: Master y King, con la dificultad más alta. Acabamos teniendo la impresión de que nuestro nivel era altísimo, y que ojalá hiciesen un torneo en la ciudad para ir a participar y ARRASAR CON TODO -una sensación similar a la que teníamos con Super Smash Bros 64.

El caso es que en una pequeña tienda de cadena, hoy ya cerrada, vimos un cartel que era la respuesta a nuestras peticiones: ¡un Torneo de Virtua Tennis! Al día siguiente de verlo, acudimos un colega y yo a anotarnos en individuales -no se celebró torneo de dobles; una pena, habríamos acabado con todos-, y empezamos a frecuentar la tienda para jugar en las dos consolas que tenían allí disponibles.

Estoy poniendo imágenes bastante demigrantes, pero me está costando encontrar alguna buena. Con esta veis un poco el detalle del juego, que está bastante conseguido (aunque el público es un gif malísimo).

Estoy poniendo imágenes bastante demigrantes, pero me está costando encontrar alguna buena. Con esta veis un poco el detalle del juego, que está bastante conseguido (aunque el público es un gif malísimo).

Nos llevamos el chasco del siglo: no éramos tan buenos como pensábamos. Había un grupo de colegas, a su vez amigos del dueño de la tienda, que tenían un nivel increíble. Durante toda la semana previa al día del torneo, cada tarde éramos derrotados cuando jugábamos contra ellos. Miento; no contra todos. Sí solíamos ganar partidos, pero había un jugador con un nivel increíble. Hacía unos saques con efecto que yo ni me explicaba cómo se podían hacer; se colocaba siempre donde había que colocarse para tener la iniciativa; y hacía unas dejadas -golpe que yo consideraba una inutilidad- que eran IMPOSIBLES de contrarrestar. Para más inri, este tío decía que nuestros jugadores (Mark Philippoussis y Tommy Haas) eran los peores para escogerse, y hasta se ponía a decirnos que jugásemos con otros para que la paliza no fuese tan gorda. ¡Estábamos desmoralizados! Por otra parte, tanto entrenamiento contra la máquina nos hacía coger ciertas manías que acabaron siendo muy perjudiciales cuando el adversario era un humano vacilón. Íbamos a perder el torneo… nosotros éramos Daniel Larusso y aquella «gang» era el puto Kobra Kai.

Así y todo, llegó el día del TORNEO. Nos sentíamos como si fuera el Gran Torneo de las Artes Marciales: cuando sabíamos que nos íbamos a presentar, estábamos confiados; pero al ver allí al puto Piccolo del Virtua Tennis, el ACOJONE era similar -además, éramos imberbes poco atractivos sin una Lange ni una Bulma al lado para alegrarnos el día-. Éramos 16, así que se optó por hacer eliminatorias desde el primer momento: si perdías, a casa. Era domingo por la mañana y el dueño de la tienda parecía venir de resaca… maldito cabrón. A mi colega y a mí nos tocó en los lados diferentes del cuadro, así que sólo nos enfrentaríamos en la final… y a mí me tocó del lado del Ten Shin Han abusador. Mierda ya, joder.

Como era de esperar, el rival más duro ganó con comodidad su primer partido. Poca historia. Mi colega fue el primero en jugar, precisamente contra un miembro de la grulla cabrona -un Chaos de la vida-. Mi amigo ganó sin demasiados apuros, y para seguir con el símil de Dragon Ball, el vacile no podía faltar. Sus palabras tras la derrota fueron las siguientes: «No te confíes, que mi amigo es bastante mejor que yo.» PAYASO. Yo fui el último en jugar, y recuerdo aquel partido sobre ningún otro en Virtua Tennis. Fue el partido más bizarro de la historia. Tuve una potra INCREÍBLE golpe tras golpe. Mi rival era bastante bueno, pero mi jugador acababa devolviendo todo con el golpe «arrastrer» (cuando el jugador no llega y se tira, con altas probabilidades de que la bola se vaya a investigar el monolito TMA-1) y, no sé por qué, TODAS las bolas me acababan entrando en la línea. Cuando mi rival empezó a ver que el partido se le escapaba, empezó a utilizar nuevas tácticas como acusarme de hacer trampas, o el clásico «¡Mira allí!». No funcionó y gané el partido 6-1. Son lloros sanos, y sus lágrimas alimentaban mi juego.

El Golpe Arrastrer: mi arma secreta.

El Golpe Arrastrer: mi arma secreta.

El Torneo prosiguió y pasamos de ronda cómodamente en la siguiente eliminatoria. Al llegar a semifinales, la suerte estaba echada: mi colega se enfrentaría a un miembro del equipo maligno y yo a su jefe de filas. Él luchaba contra un Massa cualquiera, pero yo me enfrentaba a Schumacher. Sonrisas en su caras; temor en las nuestras. Mi amigo no pudo vencer su partido y el «gang» se vino arriba, con felicitaciones y risotadas de malote (JO JO JO). Era mi turno: me tocaba jugar contra un tipo que me llevaba una semana machacando, vacilando, y hasta se permitía darme consejos (MALDITO PEDANTE CAPULLO). En la pantalla de selección de personaje, su acólito perdedor, su MiniYo, su Chaos, se dio el lujazo de sobrarse y me soltó lo siguiente:

«Te apuesto a que no le haces ni un sólo juego.»

No sé si esto me motivó, si puso demasiada presión en su amigo o si lo relajó, pero el caso es que conseguí vencer al jefe de los malotes por primera vez en unos 15 enfrentamientos, y con un relativamente cómodo 6-3. Desde el primer momento empecé a llegar a sus dejadas, cosa que nunca antes había conseguido; y descubrí un pequeño punto débil en su juego: si le devolvías la dejada con otra dejada más débil todavía, se ponía nervioso y te acababa haciendo un globo. Recalco lo de globo, porque mi jugador, al que tanto había criticado, Mark Philippoussis, mide 1,95 y es el jugador más alto del disco, así que conseguía devolverle todos los globos con bastante facilidad -y haciendo un smash, con lo que el punto quedaba casi resuelto-. Sus amigos, en lugar de estar callados, se ponían a decirle cómo debía jugar, cual cuñado borracho de bar haciendo de tertuliano arreglapaíses rancioconservador, con lo que lo único que lograban era poner más nervioso al chaval. Fueron pasando los juegos y se acabó el partido: nos dimos la mano y me permití devolverle la sobrada al imbécil de antes. «JUE JUE JUE, menos mal que no apostamos, ehhh.»

Y menos mal que no se lo tomó a mal, porque nosotros éramos dos y ellos 6.

Como en el tenis de verdad, meter un buen saque en Virtua Tennis da un gustazo que te cagas. Sobre todo si antes de sacar, le dices a tu colega: "Mira esta ehhhh."

Como en el tenis de verdad, meter un buen saque en Virtua Tennis da un gustazo que te cagas. Sobre todo si antes de sacar, le dices a tu colega: «Mira esta ehhhh.» Si se te queda en la red, es un fail sano.

Llegó la final, y el dueño de la tienda nos metió prisa porque tenía que irse a comer (PERO GORDO CABRÓN, ¿QUÉ HABRÍAS HECHO SI NOS HUBIÉSEMOS ANOTADO 60 PERSONAS AL TORNEO, EH HDP?), y nos obligó a jugar el partido al que llegase antes a 4 juegos. Poca historia: 4-0 -ya estaba «on fire»- y 16.000 pesetas de premio para el bolsillo, que, creo, me gasté en el Shemue 2 y en pagar unos décimos de una rifa de cesta de Navidad del colegio para recaudar dinero para el viaje de fin de curso, que por PEREZÓN no salí a vender ni un puto día y tuve que poner toda la pasta de mi bolsillo. ASCO DE VIDA.

vainas

Con un pasado y presente consolero, actualmente disfruta también de las viejas glorias de PC. Un analista implacable que juega a todo lo que se le cruza, da igual el género, puede con todo.

4 Comments

  1. Varok dice:

    Jajaja, que épico todo… yo solo recuerdo haber ganado un torneo de Tekken 6 hace 2 veranos o asi… que gustazo cerrar bocas a los que van de pros… lo mas gracioso fue el combate final, los 2 ivamos con Baek jajaja… e ivamos a la par, fue victoria de estas de quedarnos los 2 a un solo toque.

    Es una de las mejores sensaciones del mundo xD

  2. EduZRO dice:

    Mucho había oído hablar del famoso partido de Virtua Tennis desde que te conozco. Ahora ya tenemos una útil versión extendida, porque ni me había enterado de que era rollo historia Karate Kid.

  3. walkersky dice:

    Chapeau por ganar el torneo y por cómo nos lo has contado!

    Doy fe de que eres bueno al Virtua Tennis. Creo que no conseguí hacerte ni un juego en casa de EduZRO un día que echamos unas partidas. Cuándo le echamos una? jaja

    Este juego es un vicio sí o sí.

  4. Lechoso dice:

    Yo soy un puto zoquete al Virtua Tennis, tanto al 1 como al 2 pero son AMBOS JUEGAZOS. Nunca, repito nunca habrá un juego de tenis que mezcle ese estilo arcade con la realidad de una forma tan exquisita y entretenida.

    Es un juego que no puede faltar en la estantería de un buen jarcor retro gueimer 🙂

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